LOS 3 ELEMENTOS IMPRESCINDIBLES PARA UNA COMIDA DELICIOSA

A todos los que cocinamos nos ha pasado alguna vez que tenemos un platillo que huele increíble y sabe muy bien, pero si tuviera un extra, ese “algo”, sería maravilloso; y no sabes si añadir más especias, hierbas, limón, sal…
Así que te vamos a hablar de los 3 elementos más importantes a considerar a la hora de buscar darle un mejor sabor a tus alimentos.

Acidez. 

Este es un elemento importante en la comida. La acidez al igual que la sal, tiende a “despertar” los sabores de un plato, ya sea una sopa, un pan, un postre, un arroz, un guisado; un elemento ácido ayuda a crear ese sabor “chispa” que nos hace brincar las papilas gustativas.
¿Qué ingredientes nos ayudan a colocar acidez?
-Limón
-Naranja
-Tomates
-Vino
-Vinagre de manzana
-Vinagre de vino tinto
-Vinagre de vino blanco
-Vinagre de arroz
Y todos los vinagres variables; el tipo de vinagre dependerá de lo que estás cocinando.

Debes considerar que la acidez siempre debe ser un sabor secundario, es algo que no quieres que prueben en primera instancia, pero que en el fondo está rescatando todos los sabores, es un sabor secundario, dulzor-ácido, salado-ácido., amargo-ácido.
Cuando hacemos una cocción larga como una sopa, el ácido deberá ser ingrediente que se añade al inicio de la cocción, para que se matice con el resto de los sabores, si es una cocción corta de deberá añadir al final.

Salinidad.

La sal siempre ha sido un ingrediente básico de nuestra cocina; está por demás decir que es uno de los ingredientes que reviven los sabores de los alimentos, sin embargo, no todas las sales son iguales, algunas son más saladas que otras, o más húmedas, más porosas, incluso de distinto color como es el caso de la sal rosa o del himalaya, la flor de sal, o la sal de mar, entre otras existentes.

 

¿Cuáles son sus características?
Sal del himalaya: es extraída de una cordillera que alguna vez fue un mar. Su coloración se debe al óxido ferroso y tiene un nivel de salación sútil.
Flor de sal: Se produce mediante la retirada de la capa superior de sal en los bancos, lo que implica su producción en menor cantidad. Por el tipo de cristalización en que se forma, es un tipo de sal que no se diluye, por lo que se hace ideal para postres y asados, ya que añade un toque crocante.
Sal de mar: Este tipo de sal se obtiene por la evaporación del agua de mar, es una de las sales más comunes en formato granulado y que porta un poco más de humedad.
Según el tipo de sal que utilices, será la intensidad de salazón que desarrollen tus platillos o sus texturas.

Grasa: ¡sí, la grasa! Aunque no a todos nos resulta agradable probar un bocado muy grasoso, los aceites y las grasas de los alimentos juegan un papel importante en la cocina (claramente hablamos de las grasas buenas), por ejemplo el aceite de oliva: este ingrediente ha estado presente en la gastronomía desde hace muchos años por su peculiar sabor a olivas, que tiende a ir perfecto con arroces, hojas verdes, vegetales, etc. Sin embargo, existen otros aceites que también nos ofrecen un mundo de sabor, como es el aceite de ajonjolí ideal para aportar un toque ahumado y a nueces, el aceite de aguacate un poco más neutro, o el ya famoso aceite de coco con un gusto dulzón.
Además ayudan a conferir distintas características a los alimentos, como la cremosidad que hay en un helado o la untuosidad de una mantequilla de maní o de almendra, así que puedes experimentar con sus sabores y con los productos grasos que siempre te ofrecerán una textura tersa. *Úsalas con moderación. 

iNat México.

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