La fibra, el elemento que nos falta

El estreñimiento es una condición de salud que se presenta con mayor frecuencia. Esta condición puede ser solo un síntoma de alguna otra condición o medicamento, o bien, una enfermedad crónica.  Pero ¿qué lo desata? Sin duda, la falta de fibra en tu dieta.  

La fibra es un componente clave dentro de la alimentación que, además, otorga un estado óptimo de salud, pues ayuda a regular el tránsito intestinal y, como ya sabemos, la función intestinal es el preámbulo de la salud o la enfermedad.  

No obstante, la prevalencia de enfermedades derivadas por la falta de fibra ha destacado en los últimos años y esto se debe al estilo de vida y la alimentación poco o nada natural. El ritmo de vida que llevamos la mayoría de las personas hacen que la hora de la comida no sea un momento especial, al que debamos prestarle atención, lo cual conlleva a que comamos lo primero que se nos cruce en el camino, que sea altamente calórico para que nos dure mucho tiempo el estómago y nos satisfaga por más tiempo. Pero evidentemente, carente de nutrientes. Problemas como el estreñimiento, gases, colitis y gastritis son problemas tan comunes que hasta llegamos a acostumbrarnos y todo esto, es por falta de fibra. 

La fibra, además juega un papel importantísimo en la microbiota intestinal, pues, como sabemos, dentro de la fibra están los alimentos prebióticos que son quienes nutren a nuestras bacterias benéficas (probióticos) y que le dan ese equilibrio a la microbiota intestinal. 

La fibra dietética es la parte comestible de las plantas o bien, son carbohidratos análogos que son resistentes a la digestión y absorción del intestino delgado, lo cual hace que lleguen casi intactas al intestino grueso, en donde gracias a las bacterias, se llevará a cabo un proceso de fermentación y absorción.

La fibra tiene una función laxante y ayuda a la formación de las heces y al movimiento intestinal; además, ayuda a disminuir los niveles de colesterol y glucosa en sangre. Dentro de su clasificación, tenemos que se divide en aquella que se descompone gracias a la acción microbiana (soluble) y aquella que permanece y no se llega a descomponer (insoluble).  Ambas son sustancias empleadas por la microbiota. 

Ejemplos de fibras, podemos encontrar a la celulosa, hemicelulosa, pectinas, ligninas, almidones resistentes, oligosacáridos no digeribles.

Actualmente, según los diferentes consensos, el requerimiento en un adulto mayor va de los 25 y 30 g de fibra al día para tener una salud intestinal.  Es importante cubrir estos requerimientos al día. La manera más fácil de obtenerlos es incluir en tu dieta diaria alimentos que provengan de plantas: cereales integrales, leguminosas, semillas oleaginosas, frutas y verduras.  

Recuerda que la clave de la salud intestinal, es una dieta variada basada en plantas.  

Equipo de investigación y editorial iNat México.   

Referencias: 

  • Escudero, A. (2006) La fibra dietética. Nutrición Hospitalaria 21(2):61-72
  • Almeida, S. Aguilar, T. & Hervert, D. (2014). La fibra y sus beneficios a la salud. Anales Venezolanos de Nutrición, 27(1), 73-76.

 

 

 

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