Si es procesado, no significa que sea basado en plantas

Muchas veces se tiene en mente que, una vez que inicias un estilo de vida basado en plantas o vegano, puedes consumir todo lo que sea “libre de…” incluso si son alimentos procesados. ¡Nada más fuera de lo real!

La industria de los alimentos todo el tiempo está en constante cambio y tomando como referencia las tendencias de alimentación, la alimentación basada en plantas es rentable desde el punto de vista mercadológico para las grandes industrias, porque denota que un producto que es libre de alimentos de origen animal ya es saludable por sí mismo; por ejemplo: un cereal que se comercialice como “vegano” y por su mismo origen ya es libre de origen animal, pero para nada es un alimento sano si leemos los ingredientes.    

Una alimentación basada en plantas, teóricamente debe de ser aquella que, en su mayoría, esté basada en plantas y sea lo más libre de alimentos de origen animal; ya sea por salud o por alguna cuestión ética. El punto es que, este tipo de alimentación, se presta al consumo de alimentos altamente procesados para llenar los recovecos que los alimentos de origen animal ocuparían. Y es entonces donde se vuelve un problema más que la solución a tu salud. 

Muchos de los alimentos que se consumen en una dieta basada en plantas, además de las verduras, las frutas y las semillas, están también los cereales y leguminosas; así como las grasas de origen vegetal. Esta es una alimentación basada en plantas limpia; pero ¿qué pasa con todos esos alimentos que se comercializan como “veganos” o libres de origen animal en los supermercados? Bueno, en general, son alimentos basados en cereales refinados: harinas de trigo, azúcares, colorantes y saborizantes artificiales, que, si lees al reverso, en la etiqueta y en los ingredientes, son densos caloricamente hablando y llenos de aditivos. Este tipo de alimentos, pueden generar desequilibrios hormonales, acumulación excesiva de grasa (por ser densos caloricamente hablando) y generalmente suelen estar cargados de grasas trans y sodio o azúcar; lo cual, en un mediano o largo plazo, pueden generar obesidad y riesgo de enfermedades crónicas. 

Entonces, ¿qué podemos hacer? 

Muy fácil, primero, aprender que una dieta basada en plantas puede ser opción para llevar un estilo de vida equilibrado y sano si aprendemos a leer el etiquetado, pero antes asesórate con un profesional de nutrición si no tienes idea de cómo o por dónde empezar, además esto ayudará a conocer tus requerimientos exactos de macronutrientes de acuerdo a tus objetivos y etapa de vida.

 Si tú ya estás en una dieta basada en plantas, entonces procura eliminar al máximo alimentos altamente procesados y refinados, pues estos tienen poco aporte nutricional y pueden generar problemas de salud importantes. 

Después, opta por alimentos de origen natural: frutas y verduras crudas, semillas y grasas como el aguacate o el aceite de oliva; cereales y leguminosas previamente activados y combinados para generar proteínas completas y sobre todo: busca siempre que tu dieta sea variada, suficiente, equilibrada, adaptada e inocua.  

Equipo de investigación y editorial iNat México.  

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