Como sabes, nuestro cuerpo necesita de enzimas para poder procesar y asimilar de manera adecuada todos los nutrientes que a él se le suministra. Sin ellas, simplemente no podríamos asimilar y por lo tanto, moriríamos por un altísimo grado de desnutrición.
Nuestro cuerpo por sí solo, produce el 10% de todas las enzimas que necesita; el otro 90% debe ser ingerido… ¿cómo? única y exclusivamente a través de los alimentos crudos, la miel pura de abeja (cruda también) y alimentos fermentados.
Una de las mejores fuentes de enzimas vivas que podemos obtener, son los germinados y existe gran variedad de ellos, casi tantas como hay plantas comestibles. Podemos encontrar germinados de lentejas, de alfalfa, de frijoles, de semillas de girasol, de centeno, de soya, de granos, semillas, de verduras, todas pueden ser germinadas, tales como el trigo y la cebada, de semilla de zanahoria, semillas de cilantro, y cacahuates; toda la comida vegetal salió de un germinado y creció desde ahí.
Comer germinados es, esencialmente, sacar el mayor beneficio de una planta en la forma biológica más concentrada.
Cuando germinamos, incrementamos las enzimas proteolíticas que hacen a los carbohidratos y las proteínas digeribles. Al comer alimentos que no contienen enzimas digestivas (que son todos los alimentos cocidos, fritos y todos los ultraprocesados), tu cuerpo se ve obligado a intentar crearlas (en lugar de crear enzimas que debiera estar creando). Después de tiempo, la capacidad de tu cuerpo de producirlas, se debilita, así como su capacidad de combatir enfermedades.
La buena noticia es: las enzimas de germinados pueden reemplazar las que tu cuerpo ya no produce.
Los germinados de 3 días contienen de 10 a 100 veces la glucorafanina, el inductor principal de enzimas, de un vegetal maduro, lo que ayuda a proteger contra agentes químicos causantes de cáncer. Comer germinados no solo estimula el contenido de la vitamina C antioxidante, sino también aumenta el contenido de clorofila en nuestra ingesta diaria, lo que crea un ambiente hostil para bacterias dañinas y desintoxica el cuerpo al mismo tiempo que refuerza los niveles de oxígeno y del sistema inmunológico.
El contenido de vitamina E, (la cual estimula al sistema inmunitario y protege células del daño de radicales libres) puede ser tan alto como 7.5mg en una taza de germinados de brócoli, comparado a 1.5 mg en la misma cantidad de brócoli maduro crudo. El contenido de selenio puede ir de 28mg contra 1.5 en la misma escala.
En una taza de germinados obtenemos el 43 % del valor diario recomendado en vitamina K (para la fuerza de los huesos) y la formación y protección de daños neuronales en el cerebro, lo que ayuda a tratar la enfermedad de Alzheimer). ¡No olvides tomar baños de sol al menos 3 veces por semana! Son un factor muy importante para el tema óseo y la vitamina K + D3.
También obtenemos el 23% del valor diario recomendado de vitamina C (un combatiente de infecciones comprobado) y 16 % del folato (requerido para el ADN, el material genético que se encuentra en todas las células del cuerpo, y para los aminoácidos, la base para la proteína, sin la cual nuestras probabilidades de desarrollar anemia, enfermedades del corazón, infarto y cáncer incrementarían).
Los germinados también son una excelente fuente de fibra, manganeso, riboflavina, y cobre, así como menos pero buenas cantidades de proteína, tiamina, niacina, vitamina B6, ácido pantoténico, magnesio, fósforo y potasio.
Así que no lo dudes más y comienza a integrarlos a tu vida diaria y todas tus ensaladas.
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Fuente:
alimentossaludables.mercola.com/
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