¡No olvides hidratarte!

La correcta hidratación es un elemento vital para nuestro buen funcionamiento corporal y cognitivo; no es algo opcional. Nuestro cuerpo se compone de entre el 55 al 80% de agua, según edad y género, y necesitamos estar obteniendo pequeñas cantidades de agua (sorbos) durante todo el día, de manera que en total tomemos de 2 a 3 litros de agua de calidad, ya que esta es la cantidad de agua que nuestro cuerpo pierde a través de la orina, las heces, la termorregulación, el respirar, el hablar, el movernos, lagrimeo, etc.  Un agua de calidad, desde luego, debe tener minerales, debe ser libre de BPA, ftalatos y otros químicos, y no debe ser ácida. Las aguas de marcas comerciales no cumplen con nada de esto. Pero… entonces ¿qué hacer? Sigue leyendo…

¿Es útil el agua alcalina?

El agua alcalina es aquella que su pH es de 7.1 o más; es muy útil ya que ayuda al organismo a desintoxicarse, y en poco tiempo (de 1 a 2 semanas) podrás sentir la diferencia en cuanto a tu hidratación y energía. Pero, ¿qué tan bueno es beber agua muy alcalina durante tiempos prolongados? Ten cuidado con eso. 

Es importante, primero que nada, comprender que el agua que bebemos a diario debe ser “agua viva”, no “agua muerta”; esto es primordial. No de mucho nos sirve un agua alcalina pero sin minerales; sin embargo, tampoco sería una perfecta opción lo contrario: agua con minerales, pero ácida.  

Un pH óptimo para nuestra agua de consumo diario, debería oscilar entre 7.1 y 8.2 máximo, para que esta resulte inocua y benéfica para nuestro organismo. ¿Por qué?
El pH de nuestro estómago es de entre 3.5 y 4 puntos, y necesita poder mantener ese valor todo el tiempo; entonces, si insistimos en estarle proporcionando constantemente líquido muy alcalino, provocaremos un desbalance continuo en nuestro estómago, que nos puede llevar a problemas mayores. También cabe mencionar que nuestra microbiota intestinal no tolera ambientes muy alcalinos.

¿Cómo procurarnos un agua de calidad entonces?

Te podemos hacer dos recomendaciones:

1.- Instalar un filtro en tu cocina, de preferencia de osmosis. Este tipo de filtros requieren de instalaciones especiales, son muy básicos y no siempre alcalinizan ni mineralizan, pero sí que nos va a ayudar a evitar BPA, ftalatos y demás elementos químicos que las aguas que vienen en botellas o garrafones de plásticos de baja calidad, nos proporcionan. 

2.- Adquirir un filtro especial para alcalinizar y mineralizar.
Hoy en día existen algunas marcas en el mercado que nos proporcionan agua sumamente optimizada y que no requieren de instalaciones especiales. Este tipo de aparatos le brindan los minerales y la alcalinidad adecuada a nuestra agua de uso diario. Lo mejor sería tener tu filtro (como el del punto #1) instalado en tu cocina directo al agua corriente y usar el agua resultante de este, en tu filtro optimizador para imitar un poco las propiedades de un agua de manantial. De esta manera obtendrás un líquido de muy buena calidad, seguro y sobre todo que verdaderamente te va a hidratar, te va a ayudar a limpiar tu organismo, ¡y sin sabores raros!

Lleva siempre contigo tu botella rellenable, de preferencia de vidrio o en su defecto, de plástico libre de BPA, ¡y disfruta de estos maravillosos beneficios!

¡Salud!

Equipo de investigación y editorial iNat México.

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