El acné es una enfermedad inflamatoria de la piel, la cual se produce cuando los folículos pilosos, aberturas en la piel donde crece el pelo, se llenan de grasa y células muertas de la piel, siendo más común en adolescentes y adultos jóvenes de entre 12 a 24 años e incluso hasta los 30. Afectando principalmente zonas como la cara, cuello, pecho, hombros y espalda superior. Este proceso involucra diversos factores como el sistema inmune, proceso hormonal, genética, factores ambientales como la dieta.
Existen creencias de que ciertos alimentos como los alimentos fritos o grasosos y el chocolate están implicados en la aparición del acné, sin embargo, muy pocos reconocen a los azúcares, carbohidratos refinados y lácteos como los precursores.
Se ha prestado atención a la relación entre los lácteos y la aparición del acné. Se cree que las proteínas derivadas de la leche, caseína y proteína de suero, promueven la secreción de insulina induciendo la formación del factor de crecimiento similar a la insulina 1 (IGF-1), hormona que interviene en el crecimiento, el cual está relacionado con la aparición del acné y estimula el crecimiento epitelial folicular y la queratinización. Una concentración alta en sangre de IGF-1 se relaciona con la gravedad del acné.
La leche y sus derivados lácteos contienen derivados de hormonas, como estrógenos, progesterona y andrógenos, las cuales poseen propiedades que generan la aparición de acné.
Existen evidencias que el consumo de lácteos enteros, leche entera, leche descremada/baja en grasa, sin importar la cantidad o frecuencia de consumo, representa una alta posibilidad de desarrollar acné. Por otro lado, 1 o más vasos al día parece representar una alta posibilidad de la aparición del acné en comparación de 2 a 6 vasos a la semana.
El consumo de lácteos y leche enteros tiene una baja probabilidad de que se desarrolle acné si se compara con el consumo de leche baja en grasa o descremada, esto puede ser debido a que contiene a-lactoalbúmina que estimula la aparición del acné o bien a que el consumo de leche baja en grasa o descremada es mayor al consumo de la entera.
Se ha encontrado evidencia positiva de la relación entre el consumo de lácteos y leche, principalmente la leche baja en grasa o descremada, y el desarrollo de acné moderado a severo. Por otro lado, el consumo de leche entera también presenta una relación menor. De acuerdo con la frecuencia y cantidad de consumo se encontró que entre mayor consumo el riesgo de padecer acné se incrementa.
Equipo de investigación y editorial iNat México.
Referencias
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