Las enfermedades crónicas o enfermedades no transmisibles son aquellas que se caracterizan por ser de larga duración. Suelen ser comunes en personas de la tercera edad. Son enfermedades que pueden controlarse, pero no curarse. Se presentan como resultado de la combinación de diversos factores genéticos, fisiológicos, ambientales y de conducta. Entre las principales enfermedades crónicas se encuentran enfermedades cardiovasculares, cáncer, enfermedades respiratorias y diabetes. La alimentación es uno de los comportamientos que influyen en la aparición de dichas enfermedades, sin embargo, existen muchos alimentos que pueden ayudar en el tratamiento y/o prevención de estas.
Diabetes
Los alimentos funcionales son aquellos que contienen ingredientes biológicamente activos que se encuentran asociados con diversos beneficios para prevenir y controlar enfermedades crónicas, como la diabetes mellitus tipo 2. Los alimentos que componen la dieta mediterránea como frutas, verduras, pescado azul, aceite de oliva y nueces, sirven como alimentos funcionales por su contenido de polifenoles, terpenoides, flavonoides, alcaloides, esteroles, pigmentos y ácidos grasos insaturados. Un consumo regular de alimentos funcionales está asociado con funciones antioxidantes, antiinflamatorias, de sensibilidad a la insulina y anticolesterol que se consideran integrales para prevenir y controlar la DM2.
Los polifenoles dentro de esta dieta y las hierbas ricas en polifenoles, como el café, el té verde, el té negro y la yerba mate, han demostrado grandes beneficios en actividades metabólicas, microvasculares, reducción del colesterol, glucosa en ayunas, antiinflamatoria y antioxidante en pacientes con Diabetes Mellitus tipo 2.
Enfermedades cardiovasculares
La dieta representa el factor modificable más importante para prevenir las ECV. Existe evidencia de que los patrones dietéticos basados en plantas están asociados con un menor riesgo de ECV. Algunas frutas (extracto) poseen actividades antihipertensivas, hipolipemiantes e hipoglucemiantes similares o incluso más potentes a los de los fármacos. Diversos estudios han encontrado un papel protector de las frutas contra las enfermedades cardiovasculares. Frutas como la uva, arándano, granada, manzana, espino y aguacate han sido han mostrado una acción protectora cardiovascular. Las frutas pueden prevenir las enfermedades cardiovasculares o facilitar la restauración de la morfología y las funciones del corazón y los vasos después de una lesión.
Las propiedades antioxidantes y de eliminación de radicales libres de las frutas se consideran las principales vías de protección. Existe evidencia de que la fruta rica en polifenoles ayuda a controlar las ECV. Los polifenoles se obtienen a través de la dieta diaria porque no pueden sintetizar ni almacenarse en el cuerpo humano, y la fruta es una de las principales fuentes dietéticas de polifenoles. Las fuentes más ricas de polifenoles de frutas son las bayas oscuras, como las uvas y los arándanos.
Cáncer
El tratamiento generalmente involucra el uso costoso y a menudo traumático de medicamentos, cirugía e irradiación. La nutrición y los alimentos están relacionados con alrededor del 30% de todos los casos de cáncer. Hay numerosos estudios que muestran la relación entre los alimentos funcionales y la reducción del cáncer. Una serie de compuestos que se encuentran naturalmente en los alimentos, en particular los compuestos antioxidantes en las plantas o sus extractos y aceites esenciales se han mostrado prometedores como posibles factores quimiopreventivos. Parece que los antioxidantes pueden reducir el daño de los radicales libres al ADN, que se cree que es la causa raíz de la mayoría de los cánceres. Se cree que los compuestos antioxidantes pueden reducir la mutagénesis y, por lo tanto, la carcinogénesis, tanto al disminuir el daño oxidativo al ADN como al disminuir la división celular estimulada por oxidantes. Hay evidencias que muestran una asociación entre alimentos y cáncer. Ejemplo de ello es la cisteína S-aliada del ajo y el licopeno de los tomates los cuales, en forma combinada, eliminan el desarrollo de cáncer gástrico inducido. De manera similar, la vitamina D3 con genisteína inhibe el crecimiento de las células de cáncer de próstata.
Las enfermedades crónicas afectan a gran parte de la población. El desarrollo de estas está vinculado a diferentes factores de riesgo. Existen alimentos que pueden ayudar a prevenir o bien que pueden funcionar como tratamiento para estas patologías. Llevar una alimentación saludable brinda los nutrimentos esenciales para tener una mejor salud.
Equipo de investigación y editorial iNat México.
Referencias:
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Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE. UU. (2019). Diccionario de cáncer del NCI. Instituto Nacional del Cáncer.
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