La chía es una planta originaria del sur de México y el norte de Guatemala, sin embargo, hoy en día se cultiva en diversos países alrededor del mundo. Las semillas de chía son generalmente muy pequeñas y de forma ovalada. Las semillas de chía se han convertido en uno de los alimentos más conocidos debido a sus propiedades nutricionales y terapéuticas. Se ha informado que la chía es una excelente fuente de ácido α-linolénico, hidratos de carbono, fibra dietética, proteínas, vitamina A, vitamina B, vitamina K, vitamina E, vitamina D, minerales y antioxidantes y es libre de gluten. Incluir estas semillas en la dieta puede ayudar a mejorar el aparato digestivo, mantener la piel sana, fortalecer huesos y músculos, disminuye el riesgo de enfermedades cardíacas, diabetes, etc.
Se ha encontrado que la semilla de chía tiene efectos sobre el estreñimiento gracias a su aporte de fibra soluble e insoluble. Entre las principales funciones fisiológicas de la chía se encuentra su capacidad para aumentar el bolo fecal y el metabolismo de los lípidos. Aumenta el volumen del bolo fecal, pues absorbe grandes cantidades de agua ayudando a prevenir problemas de estreñimiento, divertículos y cáncer de colon. Esto es debido a la fibra soluble que se conforma de mucílagos cuya característica principal es la capacidad para atraer agua.
Otras de las funciones fisiológicas de la ingesta de mucílago de chía es la influencia en el metabolismo de las grasas por la disminución de la absorción intestinal de ácidos grasos, colesterol y el arrastre de sales biliares, aumentando la pérdida de colesterol a través de las heces, además inhibe la producción interna de colesterol y la desaceleración de la digestión y la absorción de nutrientes. Además, la fibra dietética soluble origina geles de alta viscosidad que producen enlentecimiento del vaciado gástrico y brinda sensación de saciedad.
Se sabe que la fibra dietética ayuda a promover la pérdida de peso, mejorar las concentraciones de colesterol y glucosa en sangre, así como a reducir la presión arterial. La fibra interviene en la reducción de peso corporal debido a que retrasa el vaciamiento gástrico y aumenta la secreción de hormonas intestinales encargadas de estimular la sensación de saciedad. La chía es una buena fuente de fibra, se ha demostrado que su consumo reduce la presión arterial y glucosa en sangre, sin embargo, por su contenido de fibra se propuso la hipótesis que ayudaba en la pérdida de peso.
La fibra presente en la chía tiene una alta viscosidad lo que fomenta la formación de geles en el tracto gastrointestinal brindándole un efecto sobre la saciedad. Gracias a su contenido de omega 3, podría ayudar a reducir el sobrepeso u obesidad al suprimir el apetito, mejorar la oxidación de las grasas y el gasto energético, disminuir los depósitos de grasa. Sin embargo, todo esto ha sido comprobado solo en animales y no en humanos.
Aunque existen pocos estudios de los efectos de la chía sobre la pérdida de peso corporal, se ha visto que el consumo de 35 g de harina de chía por un periodo de 12 semanas puede ayudar a la disminución del peso y la circunferencia de cintura, sin embargo, esto no resulta muy evidente en personas con sobrepeso u obesidad.
La chía es una semilla que ha mostrado tener diversos beneficios en la salud. Gracias a su contenido de fibra ayuda a la disminución de colesterol en sangre, a regularizar el tránsito intestinal evitando la aparición de estreñimiento y con ello evitando el desarrollo de cáncer de colon. Asimismo, se ha dicho que podría ayudar a la disminución del peso corporal, sin embargo, aún no existe evidencia suficiente para decir si esto es verdadera o falso, No obstante hay estudios que sí han encontrado una discreta disminución de peso después del consumo de semillas de chía.
Equipo de investigación y editorial iNat México.
Referencias:
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