Comida procesada: altas calorías y baja nutrición

En términos del Codex Alimentarius, un producto comestible procesado es toda sustancia elaborada o semielaborada, que se destina al consumo humano, incluyendo las bebidas, el chicle y cualesquiera sustancias que se utilicen en la fabricación, preparación o tratamiento de los alimentos. Es un elemento o mezcla de sustancias naturales o elaboradas que al ser ingeridas por el hombre, tengan la intención de aportar a su organismo materiales y energía para el desarrollo de sus procesos biológicos (aunque esto realmente casi nunca es así). La designación «comida» incluye, además, los elementos o mezclas de sustancias que se ingieren por hábito, costumbres, o como coadyuvantes, tengan o no valor nutritivo.

Los productos comestibles procesados son aquellos que la legislación define como: el resultado de la transformación de materia prima alimentaria. Es cualquier acción que altera la naturaleza del alimento mediante tratamientos térmicos, ahumado, curado, maduración, secado, marinado, extracción, extrusión o diferentes combinaciones de estos procesos, así como la adición por medio de formulación química de diversos aditivos químicos con el objetivo de mejorar las propiedades organolépticas del producto y alargar su vida útil. 

Extremadamente calórico y vacío.

La comida procesada tiende a poseer grandes cantidades de potenciadores de sabor; entre los más populares está el azúcar, que brinda una experiencia sensorial muy agradable al consumidor; mantecas y grasas hidrogenadas, para proporcionar cuerpo a los productos. Son muy usados el almidón modificado, diversas gomas (que son carbohidratos), vehículos como la maltodextrina (más carbohidratos) y todos estos ingredientes son empleados con el objetivo de disminuir las porciones de alimentos reales y nutritivos en un procesado, teniendo como resultado productos de sabores y texturas muy agradables, pero altamente calóricos y muy pobres en vitaminas, minerales y fitoquímicos. Es un hecho que la alimentación industrial no solo está asociada a las estadísticas atemorizantes de enfermedades crónico degenerativas, ahora también está asociado a poner en riesgo a la población de ser susceptibles a ataques de virus como COVID-19 y adicional a todo ello, producen “hambre oculta”; un estado de malnutrición prevaleciente entre la población, que se alimenta en su mayoría de productos procesados. 

Equipo de investigación y editorial iNat México. 

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