Los disruptores endocrinos u hormonales son compuestos que cuentan con actividad endocrina y que se encuentran presentes en el medio ambiente, tienen la capacidad de interferir en diferentes actividades fisiológicas. Entre los sistemas que se ven afectados están el sistema nervioso, endocrino, óseo e inmunológico.
Estos disruptores son tóxicos químicos que se encuentran en el medio ambiente, y representan un peligro para la salud humana ya que tienen acción en las gónadas (ovarios/testículos), así como a nivel cerebral ocasionando problemas como infertilidad, insuficiencia ovárica prematura, niveles anormales de hormonas sexuales, carcinomas, entre otros.
La exposición a estos compuestos se puede dar a través del medio ambiente (aire, agua y suelos contaminados), en el trabajo (industria farmacéutica, industria del plástico, surfactantes, pinturas, resinas, agricultura) y alimentos. Los alimentos son considerados los principales sitios de exposición a los disruptores hormonales. Los grupos de alimentos que cuentan con mayor contaminación son pescados y mariscos. Las grasas como aceites y productos lácteos también contienen elevadas concentraciones de estas sustancias.
Existen compuestos alimentarios que pueden funcionar como disruptores hormonales, tal es el caso de la genisteína. La genisteína es un fitoestrógeno que se encuentra de forma natural en la soya, garbanzos, semillas de girasol y lentejas, por lo que el organismo se encuentra expuesto a este componente cuando se consumen estos alimentos o productos elaborados a base de estos. El consumo de genisteína está relacionado con la infertilidad de causa ovárica.
Una exposición prolongada a estas sustancias puede generar daño en el sistema hormonal del sistema reproductor femenino. Algunos compuestos disruptores reemplazan la actividad de los estrógenos, hormonas femeninas encargadas de desarrollar y mantener el sistema reproductor femenino, ocasionando problemas como fibromas uterinos, disfunción ovárica, subfertilidad en humanos y animales. Existen disruptores que no se encuentran en los alimentos, sin embargo, de alguna forma llegan a tener contacto con ellos y también pueden ocasionar daños a la salud como pubertad precoz, síndrome de ovario poliquístico, endometriosis, falla ovárica precoz, trastornos de la implantación embrionaria. También pueden ser precursores de algunos tipos de cáncer hormono-dependientes como mama, ovario o vaginal.
Equipo de investigación y editorial iNat México.
Referencias
Wedel Herrera, K. (2019). Disruptores endocrinos: un riesgo para la salud reproductiva. Revista Médica Sinergia, 4(6), 24-30.
Azaretzky, M., J. Ponzo, O., Viale, M. L., Fernandez, G. I., Sedlinskye, C. E., Lasaga, M., Scaglia, H. E., Lewitan, G. E., Pozniak, S., & Leiderman, S. (2018). Disruptores endocrinos: guía de reconocimiento, acciones y recomendaciones para el manejo médico. Revista Argentina de Endocrinología y Metabolismo, 55(2), 89-98.
Comments are closed.