Las plantas medicinales, desde tiempos milenarios, han sido un recurso de mucha importancia en la vida humana para cubrir varias necesidades terapéuticas. La vegetación del planeta es demasiado vasta: se han reconocido más de medio millón de especies vegetales diferentes. El jengibre es originario del sudeste asiático y la parte que es consumida por nosotros, es el rizoma. Uno de sus principales usos es para combatir cólicos y gases.
Tiene propiedades antiulcerosas, antiespasmódica, protector hepático, expectorante y laxante. Muy recomendable cuando hay mala circulación y calambres, eficaz al prevenir náuseas y mareos. Se conoce que las propiedades conferidas a esta raíz, son por la presencia de gingeroles, shogaoles, paradoles y zingerona. Los gingeroles son antioxidantes y, al inhibir la lipooxigenasa y la ciclooxigenasa, los convierte en antiinflamatorios naturales. Diversos ensayos clínicos también han demostrado que el jengibre tiene efectos antitumorales. El jengibre previene las infecciones bacterianas y fúngicas ya que ha demostrado ser eficaz contra las infecciones por hongos, como cándida albicans. Sus propiedades antifúngicas son también una forma eficaz de tratar el pie de atleta.
Todos estos beneficios están disponibles para aquella persona que incluyan en su alimentación este superalimento, sin embargo, existen ciertas personas que les está contraindicado su consumo:
- Mujeres embarazadas (se permite una cantidad mínima)
- Niños menores de 2 años
- Interacción con algunos fármacos
- Trastorno hemorrágico
- Consumo de anticoagulantes
- Hipertensión (por la interacción de algunos fármacos)
En general el jengibre es un alimento que se recomienda consumir en dosis pequeñas; pocos centímetros son suficientes para gozar de sus beneficios.
Equipo de investigación y editorial iNat México.
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