El ejercicio se caracteriza por ser una actividad planeada y estructurada, en la que se repiten ciertos movimientos para mejorar o mantener la condición física. Su diferencia con la actividad física, es que la actividad física se refiere a todas las acciones que se realizan día con día como caminar o subir escaleras, y el ejercicio es una actividad que se lleva a cabo por decisión propia.

Durante el ejercicio el metabolismo trabaja para obtener la energía necesaria para llevarlo a cabo. La fuente de energía va a depender del tipo de ejercicio que se realice, la intensidad y duración. Los hidratos de carbono y los lípidos son las principales fuentes de energía durante el ejercicio.

En el ejercicio de baja intensidad, como caminar, la energía se obtiene de la oxidación de los ácidos grasos. Cuando incrementa la intensidad a moderada, también se utilizan los ácidos grasos, sin embargo, la energía obtenida de estos no es suficiente por lo que se recurre a la oxidación de los hidratos de carbono (glucógeno muscular y glucosa sanguínea). En el ejercicio intenso se utilizan los triglicéridos como principal fuente de ácidos grasos para la oxidación. En esta intensidad se disminuye la oxidación de los lípidos y se aumenta la de hidratos de carbono, representando la principal fuente energética.

Cuando se combinan 2 tipos de ejercicio, como el aeróbico y de resistencia, se ha visto que ayuda a incrementar la oxidación de los lípidos. Si se practica primero un ejercicio de resistencia de mayor intensidad, cuando se cambia al ejercicio aeróbico el uso de los lípidos como fuente de energía se incrementa.

Por otro lado, cuando un ejercicio es de larga duración o prolongado, la oxidación de los ácidos grasos que se encuentran en plasma se aumenta al igual que el uso del glucógeno muscular del área que se está trabajando.

El ejercicio tiene la capacidad de retrasar o prevenir la aparición de diabetes tipo II. El entrenamiento físico puede ayudar a incrementar la sensibilidad a la insulina y mejorar el equilibrio en las concentraciones de glucosa, factores importantes en personas que padecen enfermedades metabólicas como diabetes mellitus tipo II. Después de una sesión aguda de ejercicio y los efectos han desaparecido, existe un periodo en el que existe una mayor efectividad de la insulina para estimular el transporte de glucosa. Este aumento en la sensibilidad de la insulina posterior al ejercicio se ha encontrado hasta 48 horas después de la actividad. La disminución en la concentración de glucógeno muscular podría ser un factor para el aumento de la sensibilidad a la insulina inducido por el ejercicio.  

El entrenamiento físico en personas que padecen de diabetes puede ayudar a mejorar las concentraciones de glucosa en sangre, el peso corporal, los lípidos, la presión arterial, enfermedades cardiovasculares, mortalidad y la calidad de vida en general.

Equipo de investigación y editorial iNat México.

Referencias:

Reyes Best, A. P. (2021, 3 mayo). Metabolismo energético durante el ejercicio. Asociación Mexicana de Diabetes.

Mul, J. D., Stanford, K. I., Hirshman, M. F., & Goodyear, L. J. (2015). Exercise and Regulation of Carbohydrate Metabolism. Progress in molecular biology and translational science, 135, 17–37. 

Comments are closed.