Un estilo de vida saludable y hábitos nutricionales son importantes para el mantenimiento de un buen estado de salud. El consumo de frutas y verduras, ricos en vitaminas y minerales y otros compuestos bioactivos, se relacionan con mejores condiciones de envejecimiento y un riesgo disminuido de enfermedades crónicas, cáncer, disfunción física y enfermedades mentales.
Existen evidencias de una relación entre la dieta y la salud del cerebro. Ya que se ha encontrado que las personas que tienden a consumir una mayor cantidad de alimentos con un alto contenido calórico incrementan la probabilidad de depresión o ansiedad. Por el contrario, las dietas basadas en alimentos con alto contenido de omega-3, frutas, semillas y verduras contribuyen a un buen control emocional.
Las personas que incorporan en su dieta el consumo de vitaminas y minerales de origen natural, como el contenido en las frutas, junto con un consumo adecuado de agua ayudan a mantener el equilibrio del funcionamiento cerebral, lo que se refleja en un buen estado de ánimo y emocional.
En la población de la tercera edad existe un riesgo mayor de sufrir afecciones debido al estrés oxidativo, específicamente a nivel cerebral. El consumo de flavonoides evita los daños por el envejecimiento. Una ingesta elevada de frutas conduce al aumento de la concentración de antioxidantes disminuyendo el estrés oxidativo y por lo tanto mejorando el rendimiento cognitivo.
Además de flavonoides, las frutas poseen polifenoles, los cuales resultan beneficiosos para una función cerebral saludable, a edades tempranas. Una dieta enriquecida en polifenoles induce la neurogénesis, proceso mediante el cual se crean nuevas neuronas, un factor clave para el mantenimiento de la función normal del sistema nervioso central, y por ende la función cognitiva y reparación de células dañadas por el envejecimiento o trastornos cerebrales.
Una mejora de la cognición a través de un buen consumo de frutas en sujetos donde el funcionamiento cognitivo está disminuido por la edad tiene una mayor relación en el caso de flavonoides, especialmente en las antocianinas y flavonas. Los pacientes con diabetes tienden a sufrir un mayor estrés oxidativo y una menor actividad antioxidante a nivel cerebral, por lo tanto, llegan a tener un riesgo mayor de deterioro cognitivo. Se encontró que el consumo de uva y arándanos pueden estar asociados con la mejora del conocimiento cognitivo.
Equipo de investigación y editorial iNat México.
Referencias
Carrillo, J. Á., Zafrilla, M. P., & Marhuenda, J. (2019). Cognitive Function and Consumption of Fruit and Vegetable Polyphenols in a Young Population: Is There a Relationship?. Foods (Basel, Switzerland), 8(10), 507.
Betancur Arias, J. D., & Gil Vera, V. D. (2018). Alimentación y química cerebral: un análisis relacional. XXI Encuentro Nacional de Investigación, 245-250.
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