Existen estudios en los que se ha comprobado que las emociones están ligadas con las alimentación. Se cree que los alimentos tienen la capacidad de influir en los neurotransmisores cerebrales teniendo influencia en el estado de ánimo. Del mismo modo, el estado de ánimo puede influir en la selección de los alimentos.
Esta relación de estado de ánimo-comida, puede evidenciar cómo las emociones intervienen en la elección de alimentos de cada persona. Por ejemplo, cuando alguien se siente cansado o irritable es común que se recurra a la ingesta de café.
Alimentos como verduras, frutas, pescado, nueces y semillas tienen la propiedad de ayudar a inducir la sensación de felicidad, alegría y satisfacción. Por otro lado, existen alimentos que incrementan los sentimientos de ira, frustración, tensión o ansiedad. Del mismo modo, los alimentos ricos en azúcares, sal o alcohol tienden a relacionarse con el estado de tristeza, pues tienen la capacidad de brindar un sentimiento de confort.
Un estado de ánimo neutral se relaciona con una ingestión de alimentos moderada, todo lo contrario, a un estado de ánimo positivo o negativo, en los cuales el consumo de alimento se ve incrementada. Asimismo, las personas cuando se encuentran con un estado de ánimo positivo tienden a la elección de alimentos saludables pues la ingesta se basa más en los beneficios que pueden brindar los alimentos a la salud, mientras que si se encuentran con un estado de ánimo negativo se inclinan por la elección de alimentos que brindan un sabor inmediato y la experiencia sensorial.
Las personas que sufren de ansiedad tienden a recurrir a la comida como una forma de consuelo, por lo que se genera un exceso en la ingesta alimentaria causando una mayor ansiedad si no se logra la sensación de consuelo. En un estudio se asoció el consumo de pescado, tanto directa como indirectamente, con la presencia de depresión. Se ha comprobado que las mujeres que sufren de estrés tenían un consumo frecuente de dulces y comida rápida y un menor consumo de frutas, verduras y carne.
El estado de ánimo tiene la capacidad de afectar las decisiones sobre el consumo de alimentos. Cuando una persona se encuentra triste opta por un consumo de alimentos con un alto aporte de azúcares, además de que si se encuentra en estado de depresión o con ansiedad incrementa su ingesta de alimentos. Cuando alguien se encuentra feliz o alegre, se ha comprobado, que su selección de alimentos se orienta hacia alimentos saludables como verduras y frutas.
Equipo de investigación y editorial iNat México.
Referencias:
Halder, S., & Khaled, K. L. (2016). An Extensive Review on the Relationship between Food and Mood. International Journal of Science and Research (IJSR), 5(5), 1750-1755.
Gómez-Pinilla F. (2008). Brain foods: the effects of nutrients on brain function. Nature reviews. Neuroscience, 9(7), 568–578.
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