La soja es un alimento que entra en la clasificación de leguminosa, tiene un importante contenido en aceite y es alta en proteína. El grano de soja y sus subproductos son muy usados en la alimentación humana, del ganado y aves. Es un alimento sumamente comercial en todo el mundo debido a sus múltiples usos, el cual también es materia prima en creación de diversos aditivos químicos en la industria de alimentos.
Tiene un alto contenido de proteínas de buena calidad. Algunos de sus derivados se consumen en sustitución de los productos cárnicos. Los adultos necesitan ingerir con la dieta 8 aminoácidos de los 20 necesarios para fabricar proteínas. Las proteínas de alto valor biológico, suelen encontrarse en los alimentos de origen animal. Sin embargo, la soja aporta los 8 aminoácidos esenciales. La mayoría de la proteína de soja es estable al calor, esta estabilidad permite a sus derivados, tales como el tofu el jugo de soya, así como las proteínas vegetales texturizadas, resistir la cocción a temperaturas muy elevadas. Pese a todas estas maravillosas propiedades nutricionales con las que cuenta, el problema del producto radica en su modificación genética y las leyes que protegen estas modificaciones, así como, el uso de herbicidas relacionados a su producción.
El uso de soja en las últimas décadas ha aumentado mucho su demanda, incluso en algunos países los cultivos ya cubren una mayor superficie que el trigo; parte de sus usos principales, es que es destinado como alimento primario para el ganado de la industria cárnica; debido a su buen aporte de proteína y bajo costo, ha sido el producto predilecto como alimento ganadero. Y es precisamente la alta demanda de soja a nivel mundial, que este importante cultivo ha sufrido diversas modificaciones genéticas para asegurar una suficiente producción resistente a pesticidas, por lo que la soja transgénica es el producto más usado en el mundo de esta leguminosa.
En cuanto a la modificación genética de la soja, no hay estudios serios validados que aseguren que su consumo afecte a la salud humana; primordialmente se cree que es debido a la presión económica de trasnacionales -enormes monstruos millonarios-, que no permitirían se demuestre las agresiones a nivel molecular que ocasiona la soja transgénica; debido también a la gran derrama económica que conlleva su cultivo y explotación en diversas industrias. Sin embargo, existen ensayos en ratas donde se ha encontrado los daños producidos por su consumo regular, provocando serias afecciones en órganos internos y muerte prematura de crías. Estos ensayos han sido desacreditados por la comunidad científica, muy probablemente por presiones que vienen de esferas poderosas… lo que es un hecho, es que diversos profesionales del área científica, sin ánimo de lucro, coinciden en que la soja transgénica produce la transferencia de genes, crea proteínas similares, pero con pequeñas diferencias que tienen efectos en los organismos vivos, muy distintos de las proteínas originales. Actualmente, ni la soja, ni el maíz transgénico que se comercializan, pasan por pruebas en animales en las que se asegure que son inofensivos, porque no existe inversión para realizar estos estudios y, si los hay, misteriosamente son desacreditados.
Equipo de investigación y editorial iNat México.
Comments are closed.