La relación de la piel con nuestro estado interno de salud es maravillosa, es una forma práctica de observar, la podemos usar a modo de barómetro y leer en ella. Nos puede decir por ejemplo si son saludables o no los alimentos que comemos, si es saludable nuestro medio ambiente. Si son sanas nuestras actitudes hacia la vida. El estrés por ejemplo puede influir en su estado.
La piel, es el órgano más extenso del cuerpo, se encarga de un buen número de funciones, como por ejemplo: la regulación de la temperatura corporal (mediante la transpiración), inspiración de oxígeno y la espiración de dióxido de carbono; la percepción del mundo físico por el tacto y la eliminación de toxinas por los poros. Bajo la superficie, la piel contiene los folículos capilares, las glándulas sudoríparas y las glándulas sebáceas.
La piel sensible más allá de ser un problema, puede ser hermosa si se vive en armonía con el ambiente externo. Hemos de comer alimentos que favorezcan la salud en general y la de la piel, de lo contrario se verá afectada su apariencia.
Las coloraciones de la piel (hablando específicamente a las variaciones que presenta ante una situación de salud o enfermedad):
– Enrojecimiento de la piel (fuera de las actividades físicas):
Relacionada con el consumo de dulces, fruta, zumo de fruta, especias y alcohol (alimentos que expanden los vasos capilares).
– Palidez: el exceso de grasa o colesterol en la dieta reduce la capacidad de la sangre de transportar oxígeno, indicador también de insuficiente hemoglobina. También está relacionado con los pulmones y el intestino grueso, congestionados u oprimidos a causa de los alimentos como lácteos, harinas refinadas y tabaquismo.
– Piel amarilla: se relaciona con problemas de hígado y vesícula biliar. La ictericia es el mejor ejemplo de trastorno hepático que puede modificar la colocación de la piel.
– Piel grasa: la piel sana debe tener un ligero brillo aceitoso. La piel metaboliza la vitamina D, combinando la luz del sol y la grasa (el aceite es en realidad grasa líquida) Dado que la vitamina D es esencial para la salud, una ligera cantidad de aceite en la piel es de un metabolismo sano. La causa del exceso de grasa en la piel es el consumo excesivo de aceites, grasas y alimentos de origen animal. Se está consumiendo más alimentos grasos de los que se necesitan.
– Acné: las espinillas aparecen con frecuencia en la parte superior del cuerpo, sobre todo en la cara, hombros, espalda y pecho. Relacionadas con el consumo de azúcares y grasas, que si bien son nutrientes esenciales para vivir, tienen su límite de consumo. Cuando los riñones no tienen la capacidad de filtrar correctamente la sangre, las toxinas contenidas en ella buscan una vía de eliminación convirtiéndose rápidamente en espinillas.
Una persona que sufre de trastornos dérmicos puede solucionarlos fácilmente haciendo un cambio de hábitos profundo en su alimentación, dándole prioridad a los alimentos alcalinos, buena masticación, ejercicio y consumo de agua óptimo, activando la circulación y metabolismo, y evitar el exceso de azúcar, grasa, aceites y proteínas.
Siempre recomendamos que, ante cualquier cambio importante en tu piel, consultes a un especialista de salud.
Equipo de investigación y editorial iNat México.
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