La vitamina D es una vitamina que se genera a través de la piel por medio de la luz solar y el consumo de alimentos ricos en esta vitamina; desempeña un papel importante en la absorción del calcio por lo cual es indispensable en la salud ósea. Pero ¿qué otras implicaciones tiene esta vitamina en el sistema inmune? ¿Consumimos el mínimo requerido? Continúa leyendo.
La vitamina D, ayuda a aumentar la absorción de calcio y fósforo en el intestino, inhibir la formación de osteoclastos para la reabsorción ósea y reducir la producción de hormona paratiroidea (PTH) [2]; pero además, tiene otras funciones como regular funciones biológicas, como, por ejemplo, el crecimiento celular, la apoptosis, la angiogénesis, la diferenciación y la regulación del sistema inmunológico… por lo cual se ha relacionado el déficit de vitamina D a muchas enfermedades agudas y crónicas, incluyendo alteraciones en el metabolismo del calcio, algunos cánceres, la diabetes tipo 2, la enfermedad cardiovascular y enfermedades infecciosas (Torres & Nogués, 2014).
¿Cuáles son los niveles adecuados que debo tener?
Se considera una deficiencia cuando en la sangre, aparecen niveles inferiores a 20 ng/ml, insuficiente: 21-29 ng/ml y suficiente en valores mayores a 30 ng/ml. Aunque, lo ideal es tener un valor arriba de los 40-60 ng/ml; mientras que, un valor por encima de los 150 ng/ml se considera excesivo y riesgo de hipervitaminosis.
Fuente: Tabla 1. Recuperada de Torres y Pliego, 2014.
¿Qué puede causar una deficiencia?
Principalmente, una dieta pobre o donde se excluye algún macronutriente; es decir, una ingesta inadecuada, poca exposición solar (especialmente en invierno), bloqueadores solares, edad avanzada, malabsorción de nutrientes, enfermedades intestinales, obesidad, insuficiencia renal crónica, enfermedades hepáticas, hipoparatiroidismo y aspectos genéticos que impiden la síntesis o la absorción.
¿Debo suplementar?
Una ingesta diaria de 600 UI de vitamina D en menores de 70 años y 800 UI en mayores de 70 años son suficientes para tener niveles óptimos en sangre.
Respecto a la suplementación, depende, siempre será necesario averiguar si se tienen deficiencias, porque, de lo contrario, podríamos estar disfrazando algún tipo de enfermedad. Siempre antes de suplementar, debemos asegurarnos cubrir con una alimentación variada, equilibrada, suficiente e inocua que nos ayude a obtener buenos niveles de dicha vitamina.
Pero, si tú estás en un grupo de riesgo, estás embarazada o en lactancia, entonces quizá sí sea óptimo suplementar; las dosis te las deberá asignar un profesional de la salud.
Recuerda, evita suplementarte sin guía médica o vigilancia, porque podríamos estar disfrazando algún otro síntoma o generar una hipervitaminosis. Siempre que suplementes deberás considerar aspectos médicos, por eso es importante que acudas con un profesional de la salud.
Equipo de investigación y editorial iNat México.
Referencias:
- Torres del Pliego, E. & Nogués Solán, X.. (2014). ¿Cómo utilizar la vitamina D y qué dosis de suplementación sería la más idónea para tener el mejor balance eficacia/seguridad?. Revista de Osteoporosis y Metabolismo Mineral, 6(Supl. 1), 1-4.
- Varsavsky, M. Rozas, P. Becerra, A. et al. (2017) Recomendaciones de vitamina D para la población general. Revista de Endocrinología, diabetes y nutrición, 64(S1):7-14.
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